Otoño de 1810 en el Virreinato del Río de la Plata, las cosas están por cambiar para siempre. La heroica resistencia del pueblo que frenó las Invasiones Inglesas todavía resuena hace tiempo en toda América.
Los criollos discuten ideas y planes de emancipación. La revolución de Haití inaugura el camino en nuestro continente.
El derrumbe de la corona española acelera las demandas de cambio.
Con el aliento de la Rebelión de Túpac Amaru y Túpaj Katari, Chuquisaca y La Paz (Bolivia) se levantan en 1809 pero son ahogadas en sangre.
En abril de 1810 la revolución triunfa en Caracas, Venezuela.
Mientras tanto en el Río de la Plata el Virrey Cisneros pide al pueblo fidelidad con España. Pero es tarde, los criollos exigen un Cabildo Abierto. Cisneros acorralado acepta.
La mañana del 22 de mayo de 1810 el cabildo comienza la sesión y el debate se enardece. Los revolucionarios proponen que el Virrey cese su mandato y que se vote una Junta de gobierno sobre la base de la participación popular.
El miércoles 23 se resuelve la destitución del Virrey, pero espaldas del pueblo los seguidores de Cisneros organizan una oscura maniobra: votan una junta provisional presidida por el Virrey.
El amanecer del 25 de mayo encuentra al pueblo en la Plaza de la Victoria exigiendo saber de qué se trata. Cisneros se niega a retirarse y convoca a las milicias, pero éstas responden a Saavedra y se ponen del lado del pueblo.
A las tres de la tarde jura el Primer Gobierno Patrio. Lo preside Cornelio Saavedra junto a sus secretarios Juan José Paso y Mariano Moreno, quien será una pieza clave de esta transformación.
El camino de la revolución estará lleno de escollos, porque la reacción realista hará todo para frustrar los sueños de emancipación del pueblo argentino y americano.
El país que hoy somos comenzó a gestarse en 1810. Fue en el mes de mayo, en Buenos Aires, cuando un grupo de hombres se atrevió a pensar que estas tierras podían ser más justas, más libres.
Aquellos heroicos patriotas soñaron con el futuro, con nosotros, con nuestros hijos, con lo que vendrá.
Comenzaron la aventura de sentirse argentinos, orgullosos de ser americanos.
Hoy todos somos hijos de esa revolución.
Los hechos de la Semana de Mayo
El país que hoy somos comenzó a gestarse en 1810. Fue en mayo, en Buenos Aires, cuando un grupo de hombres se atrevió a pensar que estas tierras podían ser más justas, más libres.
A continuación, los hechos que culminaron con la formación de la Primera Junta de Gobierno.
Cornelio Saavedra
Cornelio Saavedra nació el 15 de septiembre de 1759 en el Virreinato de Perú, actual territorio de Bolivia.
Fue un comerciante, miembro capitular y estadista rioplatense. Participó en la segunda invasión inglesa al Virreinato del Río de la Plata como jefe del cuerpo de Patricios.
Durante las invasiones inglesas el cuerpo de Patricios, el más importante de la capital virreinal, lo eligió como comandante. Desde 1808 participó en las reuniones de la jabonería de Vieytes y en la casa de Rodríguez Peña, en la que se destacaba por su moderación y una prudencia que a muchos de sus compañeros les resultaba excesiva.
Intervino decisivamente en la Revolución de Mayo. En la reunión de comandantes del 20 de mayo negó su apoyo a Cisneros. Dos días después, en el Cabildo Abierto del 22, votó a favor de la destitución del virrey.
Fue el presidente del primer gobierno de las Provincias Unidas del Río de la Plata, llamado oficialmente Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata a nombre del Señor Don Fernando VII —más tarde sería conocida como la Primera Junta— y también presidente de la Junta Grande en la que aquella se transformó.
En 1818, el Congreso Constituyente dictó un decreto confiriéndole el empleo de brigadier general de los ejércitos de la Nación, con una antigüedad retroactiva al 14 de enero de 1811. A fines de ese año fue designado Jefe de Estado Mayor, en reemplazo del general Antonio González Balcarce, que había marchado a incorporarse al ejército libertador de Chile. Desempeñando ese cargo, inspeccionó las tropas en Santa Fe, Martín García y en Luján y concretó negociaciones de paz con los indios ranqueles.
Murió en Buenos Aires el 29 de marzo de 1829.
Las mujeres y su rol clave en la Revolución de Mayo de 1810
Las mujeres criollas tenían un rol clave: llevar adelante la liberación. A pesar que durante muchos años su labor fue invisibilizada, las mujeres criollas fueron muy importantes en la formación del primer gobierno patrio.
Éstas fueron algunas de las protagonistas de aquella heroica gesta de ruptura de los lazos coloniales y ansias de independencia.
María Remedios del Valle: la “Madre de la Patria”
Fue una de las “niñas de Ayohúma” en la batalla del mismo nombre, ocurrida en 1813, en el marco de las guerras de Independencia de Argentina y Bolivia. Allí asistió a los soldados bajo el mando de Manuel Belgrano. La batalla terminó en derrota del ejército argentino.
Antes de la Revolución fue auxiliar del Ejército durante las Invasiones Inglesas y luego de la Revolución, combatió con el llamado Ejército del Norte en las luchas por la independencia del Virreinato del Río de la Plata.
A María Remedios del Valle es la única mujer argentina llamada oficialmente “Madre de la Patria” y se la trata de “Capitana”: en su honor se estableció el 8 de noviembre, día de su muerte en 1847, como el el “Día Nacional de los/as Afroargentinos/as y de la cultura afro”.
Juana Azurduy: heroína y mártir de la independencia de América
Nació en Bolivia, el 12 de julio de 1780, en una familia altoperuana de buena posición económica. Quedó huérfana en forma imprevista, por lo que debió completar su crianza alternando entre sus tíos y temporalmente en un convento.
Contrajo matrimonio con Manuel Ascensio Padilla, con quien compartía ideales independentistas y que los impulsó a comandar un ejército con el propósito de independizar su territorio.
Fue una patriota del Alto Perú que luchó en las guerras de independencia hispanoamericanas por la emancipación del Virreinato del Río de la Plata contra la Monarquía española.
En 1809 participó de un levantamiento que cuestionó el poder virreinal y luego estuvo el frente de un gran ejército miliciano que contó con el protagonismo de indias, mestizas y criollas.
A lo largo de su trayectoria militar fue relacionándose con varias personas, como Martín Miguel de Güemes, quizá su máximo referente militar.
La muerte de Güemes marcó el fin de su carrera y le generó grandes problemas económicos en sus últimos días.
Murió el 25 de mayo de 1862 en compañía de un joven discapacitado, hijo de un familiar lejano, en una vivienda precaria.
Recibió varios homenajes póstumos: entre el 1809 y 1815 fue ascendida a mariscal del Ejército de Bolivia y general del Ejército Argentino por decisión del prócer Manuel Belgrano, uno de los más altos grados militares de esos países latinoamericanos, además en ambos países se imprimieron papel moneda con su cara como ilustración.
Una provincia boliviana lleva su nombre así como varias instituciones de ese país y de Argentina.
Pasó casi un siglo para que su trayectoria fuese reconocida.
Su memoria es honrada hoy en Argentina y en Bolivia.
Macacha Güemes: “Madre del pobrerío”
María Magdalena Dámasa Güemes de Tejada nació el 11 de diciembre de 1787 en el seno de una familia acomodada de hacendado y funcionarios realistas.
Su nacimiento se produjo dos años después de que su hermano Martín se iniciara como adolescente en la carrera militar.
A pesar de su pertenencia a la alta sociedad salteña, al igual que su hermano Martín y su marido, llevó buen trato con los peones de sus haciendas, de quienes consiguió lealtad y respeto, los cuales serían integrantes de su futuro ejército.
Al estallar la Revolución de Mayo, en 1810, adhirió a la causa independentista, junto con su hermano, quien se encontraba dedicado a la carrera militar desde los catorce años. Junto con él, organizó un ejército de gauchos, que fueron conocidos como Los infernales, cuya participación se dio en defensa del territorio de las actuales provincias de Salta y Jujuy frente a las fuerzas realistas.
Falleció el 7 de junio de 1866 en la ciudad de Salta, a los 79 años, siendo reconocida por las clases menos favorecidas, que constituían en su mayoría el ejército gaucho de Güemes.
La apodaron “Madre del pobrerío”, por su simpatía hacia ellos.
Mariquita Sánchez de Thompson: “patrona” del feminismo argentino
Nació el 1 de noviembre de 1786, con el nombre de María Josefa Petrona de Todos los Santos Sánchez de Velazco y Trillo, pero fue conocida como Mariquita Sánchez.
Fue hija única de una de las familias más acomodadas y prestigiosas de la época y recibió una educación con los mejores maestros de ese tiempo: aprendió cultura general, artes, música, idiomas y buenos modales, y logró una formación envidiable.
Ganó cierta popularidad en los círculos intelectuales, con las tertulias que se realizaba en su casa, donde se cantó por primera vez el Himno Nacional Argentino.
Abrazó con fervor la causa de la libertad y colaboró con todas las empresas patrióticas de la Revolución de Mayo.
Luchó desde joven por los derechos de las mujeres y su libertad de elección, en contra de muchos de los principios culturales establecidos en la región rioplatense de fines del siglo XIX.
Melchora Sarratea: más que una simple anfitriona
Al igual que otras damas de la alta sociedad porteña como Ana Riglos, Casilda Igarzabal y Mariquita Sánchez de Thompson, entre otras, organizaba tertulias y reuniones políticas en su casa, en las que participaba sin ser una simple anfitriona.
Las damas participaban en los debates que se realizaban en estos salones privados mientras se gestaban las ideas independentistas.
Es también una de las mujeres que continuó participando en la vida política a pesar de la oposición masculina.
Un merecido lugar en la historia
La Revolución de Mayo y la posterior liberación del yugo español hubieran sido imposibles sin éstas y otras mujeres que hoy más que nunca reclaman su merecido lugar en la historia de nuestro país
Fuente: Canal Encuentro – Biblioteca Nacional de Maestras y Maestros – Wikipedia.